¿Tienes alguna afición que realmente disfrutas en tu tiempo libre?
Quizá te guste ver películas o entretenerte con videojuegos en la computadora, o seas un gran aficionado a los deportes o a la música. Personalmente, me gusta coleccionar figuras de acción, juegos de LEGO y cómics. También me gusta pasar el tiempo viendo reseñas de entretenimiento en línea. Todas son aficiones positivas y divertidas.
Pero mis aficiones podemos convertirse en un problema cuando les dedico demasiado tiempo. A veces, cuando permito que estas actividades me consuman, dejo en segundo plano cosas realmente importantes como mi familia y mi fe cristiana. Puedo olvidar lo que es realmente importante en la vida.
¿Te identificas?
Invitando a Dios a nuestras aficiones
En el libro de Lucas, del Nuevo Testamento, a Jesús se le acerca un hombre rico que le pregunta qué debe hacer para conseguir la vida eterna. Jesús le dice al hombre rico que lo venda todo y Le siga. Pero el hombre rico se aleja, abatido. Está tan apegado a sus riquezas que no puede soportar entregarlas.
No puede ver que Jesús está tratando de mostrarle dónde debería poner su compromiso principal: en las cosas del cielo. La riqueza es ciertamente atractiva, pero es temporal. No podemos llevárnosla con nosotros, y seguro que no nos comprará una eternidad con Jesús.
Nuestro apego a las cosas (e incluso a las personas), puede hacer que demos a Dios sólo un fragmento de nuestro corazón. Me gustan mucho mis colecciones, pero esta historia me recuerda que mis figuras de acción, LEGO y cómics son solo “cosas”. No tienen importancia, en comparación con tener a Jesús en mi vida.
Eso no quiere decir que los pasatiempos sean “malos”, o que Dios no nos haga interesarnos por ellos a propósito. Puede que Él ya tenga un plan en mente para utilizarlos como oportunidades para que la gente oiga hablar de Jesús. De hecho, esto ha ocurrido en mi vida. Mi madre me pidió que utilizara algunos de mis LEGO como parte de una lección de la Escuela Bíblica de Vacaciones (campamento de verano cristiano para niños) sobre cómo Jesús nos construye. ¿No es genial?
Estableciendo hábitos para mantener a Dios en en el centro
Cuando nos convertimos en cristianos, Dios nos llama a profundizar continuamente en nuestro conocimiento y fe, y a Glorificarle en todo lo que pensamos, decimos o hacemos. Pero nuestras agendas pueden estar tan atestadas de trabajo y aficiones que nos olvidamos de sacar tiempo para centrarnos en Dios.
Cuando reconozco que he dedicado más tiempo a mis aficiones que a pensar en Dios, me siento condenado. Afortunadamente, Dios no me lo echa en cara. Siempre me da una cálida bienvenida para que vuelva a pasar tiempo con Él.
Una herramienta que me ha ayudado es establecer el hábito diario de leer mi Biblia y orar. Hablar de la Biblia con mis amigos también me ayuda a profundizar en mi compromiso de vivir para Jesús, al igual que el estudio bíblico semanal de mi familia los lunes por la noche.
Y cuando veo la necesidad, limito intencionadamente el tiempo que dedico a mis aficiones. Cuando era más joven, mis padres a veces me obligaban a guardar mis juegos de LEGO cuando veían que estaba demasiado absorto con ellos. Esto no me hacía feliz en ese momento, por supuesto. Pero ahora veo que su límite me ayudó a ver mi necesidad por el equilibrio.
Disfruto mucho de mis aficiones, y espero seguir disfrutando de ellas. Pero estoy plenamente comprometido con una sola cosa: Jesús. Él quiere conocernos y guiarnos a ti y a mí, y lo hace cuando elegimos buscarlo a Él primero en nuestras vidas.
¿Conoces ya a Jesús? ¡Merece tanto la pena ponerle en primer lugar en nuestras vidas!
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