La teología judía mantiene una fe estrictamente monoteísta, es decir, la fe en un solo Dios. Tanto en Deuteronomio 6:4 y Éxodo 20 -dos pasajes fundamentales de la vida judía- comienzan con una fuerte afirmación de su monoteísmo. Sin embargo, los cristianos afirman que Jesús es Dios, pero también que Jesús, el “Hijo de Dios”, se distingue de “Dios Padre”.
¿Cómo pueden Dios Padre y Jesús Hijo ser un solo Dios?
Esto es un reto para el cristianismo porque el mismo texto judío que enseña el monoteísmo forma parte de las Escrituras cristianas. Los primeros cristianos eran judíos y ellos veían a Jesús como su Mesías. La Iglesia primitiva elaboró varias soluciones para este interrogante, pero sólo tras un enorme esfuerzo y volúmenes de material escrito.
Incluso hoy en día, todavía luchando con esta cuestión. ¿No sería más razonable creer que los cristianos simplemente se equivocaron?
¿Se consideró que el monoteísmo estaba amenazado?
A la luz de este desafío, puede parecer razonable rechazar el cristianismo. Pero si es cierto que los cristianos estaban tan alejados de sus predecesores judíos, nos encontramos con una cuestión diferente: De todos los retos abordados por los autores del Nuevo Testamento, ¿por qué no dedicaron prácticamente ningún tiempo a re-evaluar el monoteísmo judío?
¿Por qué no tenemos ningún texto de Pablo o de Pedro que diga: “Hola a todos, sé que las Escrituras enseñan el monoteísmo, y sé que estamos recibiendo muchas críticas de los judíos sobre esto, así que déjenme ayudarlos”? Se discutieron otros desafíos al pensamiento judío, como la inclusión de los gentiles (Ephesians 2–4), el cumplimiento mesiánico de las profecías (Hechos. 18:28), el paso de la Antigua Alianza a la Nueva Alianza (Rom. 1-11) y por qué el Mesías tuvo que sufrir (Heb. 9-10).
Si la divinidad de Cristo amenaza el monoteísmo - el alma misma de la fe y la práctica judías — and if the authors who defended Christianity against their Jewish opponents affirmed the deity of Christ (Phillipians. 2:6; Colossians 2:9; Hebrews 1:3, 8), why are they virtually silent here? It’s clear enough that the New Testament authors argued that Jesus was God, but they don’t spend much time explaining how this could be.
¿Fue la Deidad de Cristo una invención gradual?
Algunos eruditos han propuesto que la deidad de Cristo se “coló” durante un largo período de tiempo. A menudo se fijan en las figuras angélicas o celestiales de las Escrituras judías, sugiriendo que a Jesús se le dio originalmente ese tipo de estatus como “peldaño” para el eventual reconocimiento de Su deidad.
El reto de este punto de vista es que (1) la afirmación de la plena deidad de Cristo parece demasiado temprana para que haya evolucionado desde el estatus de semidiós, y (2) el “peldaño” de las figuras angélicales intermedias sigue siendo un paso demasiado lejano hacia la plena deidad.
Los judíos siempre han mantenido la distinción entre Dios y las criaturas angélicales superiores. Al proceder de las mismas convicciones teológicas, los primeros judíos cristianos también habrían mantenido a las criaturas celestiales en su lugar, totalmente separadas del Dios creador trascendente que es el único que merece su adoración. La solución a este predicamento, creo yo, se encuentra en una obra innovadora del erudito de Cambridge Richard Bauckham.
En 1998, Bauckham publicó un pequeño libro titulado Dios Crucificado: Monoteísmo y Cristología en el Nuevo Testamento [God Crucified: Monotheism and Christology in the New Testament, contenido en inglés], que se convirtió en el mas largo capítulo 1 de su libro, Jesus and the God of Israel, [Jesús y el Dios de Israel].
Su libro más amplio proponía una nueva forma de entender el pensamiento judío: Que la deidad de Cristo nunca fue una amenaza para el monoteísmo, para empezar. Más bien, afirmar la deidad de Cristo ya era posible en la forma en que los judíos del siglo I entendían su propio monoteísmo. “Lo que ha faltado en todo el debate sobre esta cuestión”, escribe Bauckham, “ha sido una comprensión adecuada de las formas en que el judaísmo del Segundo Templo entendía la unicidad de Dios” (página 4).
Si te apetece una lectura teológica densa, te animo a que consultes Jesus and the God of Israel, [Jesús y el Dios de Israel]. Pero si buscas un resumen simplificado del argumento de Bauckham, lo desglosaré aquí.
Comprendiendo el monoteísmo como identidad divina
Bauckham cambia nuestro enfoque sobre lo que significaba la divinidad de Dios para el pueblo judío. En lugar de verla como una esencia o naturaleza de Dios (¿Qué es la divinidad?), los judíos del primer siglo veían la divinid ad de Dios en términos de la identidad de Dios (¿Quién es este Dios divino?).
Bauckham sostiene que, según el pensamiento judío primitivo, Dios es identificado como divino porque a su relación única e inigualable con el mundo. Dos de las relaciones más destacadas son que Dios es el creador de todas las cosas y el gobernante soberano de todas las cosas. Son rasgos de Su identidad que sólo Dios puede atribuirse: Sólo Dios creó el mundo. Sólo Dios tiene autoridad soberana sobre todas las cosas. Sólo Dios debe ser adorado.
El monoteísmo judío encontró su lugar. Cuando vemos la divinidad de Dios en términos de Su identidad única y Su relación con este mundo, entendemos cómo cualquier aspecto de la identidad de Dios no es una amenaza para el monoteísmo. Bauckham señala que los judíos entendían que la palabra, la sabiduría y el Espíritu de Dios son cosas que solo Dios hace, pero esto no les preocupaba porque cada fragmento es parte de quién es Dios.
Por ejemplo, 2 Enoc 33:4 (no es una escritura judía, pero da una idea del pensamiento judío) dice que Dios no tenía a nadie que le aconsejara en Su Creación, sino que la sabiduría era Su consejera. Asimismo, Psalm 33:6 dice que todas las cosas fueron hechas por la “Palabra de Dios” . ¿ Fue “la palabra de Dios” y no Dios mismo? No, porque la “palabra de Dios” está Dios mismo.
Añade Bauckham: “De diversas maneras, [la sabiduría de Dios, la palabra de Dios, etc.] expresan a Dios, Su mente y Su voluntad en relación con el mundo. No son seres creados, ni entidades semidivinas que ocupan un estatus ambiguo entre el Dios único y el resto de la realidad. Pertenecen a la única identidad divina” (página 17, énfasis original).
La Identidad divina de Cristo
Así, al igual que la palabra, la sabiduría y el Espíritu de Dios forman parte de la identidad de Dios como único creador y gobernante del universo, también el Hijo de Dios, Jesús, es colocado en el mismo estatus por los autores del Nuevo Testamento como Único creador y Gobernante de todas las cosas. El Hijo de Dios es Dios de una forma similar a la que la sabiduría de Dios es Dios: comparten la misma identidad que Dios.
Bauckham señala “La comprensión del monoteísmo judío que he propuesto funcionará como clave hermenéutica, (interpretacion de los textos, originalmente sagrados), para entender el modo en que los textos del Nuevo Testamento relacionan a Jesucristo con el Dios único del monoteísmo judío. Nos permitirá ver que la intención de la cristología del Nuevo Testamento, a lo largo de los textos, es incluir a Jesús en la identidad divina única tal y como la entendía el monoteísmo judío. Lo hacen de forma deliberada y exhaustiva, utilizando precisamente las características de la identidad divina en las que se centró el monoteísmo judío al caracterizar a Dios como único. Incluyen a Jesús en la soberanía divina única sobre todas las cosas, lo incluyen en la creación divina única de todas las cosas, lo identifican con el nombre divino que nombra la identidad divina única, y lo retratan con el culto que, para los monoteístas judíos, es el reconocimiento de la identidad divina única” (página 19).
En el libro de Bauckham se dan muchos ejemplos de esta actividad cristiana. Su argumento es que los autores del Nuevo Testamento hablaron de Cristo de una forma que reconocía a Jesús como plenamente divino, pero sin comprometer sus compromisos monoteístas. Sin duda, lo que proclamaban sobre Jesús era único; Jesús era la primera y única expresión del Dios judío que había tomado un cuerpo totalmente humano.
En lugar de expresiones abstractas de Dios (como Su sabiduría o Su palabra), ahora tenemos algo físico. Sin embargo, esta proclamación única era compatible con la forma en que los judíos entendían el monoteísmo. En lugar de empezar con el hombre Jesús, atribuirle atributos divinos y explicar cómo es “Uno” con Dios, los autores del Nuevo Testamento empezaron con su único Dios y ampliaron su comprensión de quién es Dios presentando a Jesús. “Por novedoso que fuera”, escribe Bauckham, “no exigía ningún repudio de la fe monoteísta que los primeros cristianos compartían de manera axiomática, (incontrovertible, evidente), con todos los judíos” (página 19).
¿Puede Dios ser más de una persona?
Uno de los cambios más desafiantes que requiere la introducción de Jesús en la identidad de Dios, es que Dios ya no puede entenderse como una única “persona”. Más bien, dentro de Dios hay una relación interpersonal entre el Padre y el Hijo (y el Espíritu Santo, un tema que queda fuera del alcance de este artículo).
Podemos pensar que los cristianos piden demasiado para una innovación tan radical, poniendo en duda que hayan mantenido el monoteísmo al introducir a Jesús en su identidad divina. Bauckham reconoce este reto, pero subraya que los judíos estaban abiertos a la idea:
“Aunque la identidad humana puede ser la analogía común para pensar en la identidad divina, el Dios de Israel trasciende claramente las categorías de la identidad humana. Las categorías se utilizan con la conciencia de que Dios las trasciende. En la relación única de Dios con el resto de la realidad como Creador de todas las cosas y Gobernante soberano de todas las cosas, las analogías humanas, por indispensables que sean, apuntan claramente a una identidad divina trascendentalmente distinta de la persona humana. Nada en la comprensión judía del Segundo Templo de la identidad divina contradice la posibilidad de una relación interpersonal dentro de la identidad divina, pero, por otra parte, hay poco, si es que hay algo, que la anticipe” (página 56).
Nuestra discusión no demuestra que la visión judía de Dios sea la correcta, ni que los primeros cristianos tuvieran razón sobre la divinidad de Cristo. Pero sí demuestra que la deidad de Cristo no tiene por qué contradecir una visión monoteísta de Dios, como se indica claramente en Deuteronomio 6:4 y otras Escrituras.
Muchos judíos y musulmanes religiosos de hoy en día argumentan que la visión del cristianismo sobre Cristo no es compatible con su propio Antiguo Testamento. Pero en lugar de reevaluar la deidad de Cristo, quizá debamos reevaluar quién es Dios realmente a la luz de quién es Cristo: el Supremo Creador Único y Soberano de todo el Universo, Ilimitado en poder y Esplendor… obligado por el amor a bajar de Su Ttono como el siervo sufrido que murió por nuestros pecados.